Es un hecho que la electricidad está totalmente mimetizada con los quehaceres diarios de las personas. Ya sea a través de una bombilla de luz hasta la carga del smartphone, la gran mayoría de las actividades dependen de que esta energía sea óptima y esté disponible.

Sin embargo, también es necesario tener en cuenta algunos aspectos de la misma para lograr un consumo responsable, sostenido y amigable con el bolsillo y el medio ambiente.

Un aparato eléctrico conectado a la fuente de electricidad consume energía por dos factores principales: la intensidad de uso que se le dé, como por ejemplo utilizar un horno eléctrico o una plancha por una determinada cantidad de tiempo; o el consumo continuo, como el que aplica para una heladera que se encuentra “siempre” enchufada.

El tercero sería la conducta de las personas ya que, por ejemplo, el abrir muchas veces la puerta de la heladera ocasiona un mayor gasto energético.

Eso, sin nombrar aquellos dispositivos que generan un consumo fantasma, es decir, aquellos que una vez que no se utilizan quedan conectados a la red, tales como cargadores de celulares o televisores. Es vital prestar atención a este aspecto para controlar el gasto.

Por norma, los artefactos que más energía demandan son aquellos que generan calor, ya que usualmente requieren más del promedio para mover un motor, iluminar o calefaccionar.

Neil Armostrong dijo que la llegada de la Humanidad a la Luna fue un “pequeño paso para el Hombre, y un gran paso para la Humanidad”, y el mismo sentido común global aplica para el empleo y manipulación de energía eléctrica. Es decir, pequeños hábitos sostenidos en el tiempo y compartidos por cada vez más personas pueden lograr grandes cambios.

A nivel general, cabe mencionar que uno de los elementos que más impacto provocan por su presencia en los hogares son las luces. Ser conscientes de que cambiar una lámpara tradicional de filamento por una LED genera un enorme cambio. Generalmente, es más provechoso apostar por una tecnología más moderna - y tal vez más cara - que solucione un problema a largo plazo.

Por lo anterior, cabe agregar que barato no es lo mismo que económico, dado a que un elemento barato puede ser fácil de adquirir pero puede provocar un alto gasto sostenido a futuro. En cambio, siempre es mejor optar por una tecnología que se sabe que en el tiempo va a ser más beneficiosa en todos los sentidos.

Utilizar energía de cualquier enchufe demanda una enorme cuota de responsabilidad e implica entender que cada uso que se le da a la energía eléctrica significa que detrás hay quema de gas o petróleo - las fuentes por el momento predominantes - para lograr un objetivo que puede satisfacerse sin necesariamente consumir más electricidad.

Compartí esta nota: