La electricidad está presente en cada aparato y artefacto del hogar. Parece algo “invisible” capaz de hacer magia y hacer que las cosas funcionen. No obstante, no se debe olvidar que se trata de un fenómeno físico capaz de generar consecuencias si no se la trata como corresponde.

Por eso, aquí te dejamos algunas normas de seguridad básicas:

- Evitar hacer conexiones de múltiples enchufes, ya que puede sobrecargar la toma eléctrica y ocasionar cortocircuitos. Lo ideal es distribuir los aparatos en otras tomas o al menos utilizar una zapatilla eléctrica.

- Desconectar aparatos portátiles después de utilizarlos y asegurarse de colocar los electrodomésticos que se pueden recalentar como televisores con la suficiente separación de la pared para que pueda correr un poco el aire y evitar sobrecalentamiento y, por ende, ahorrar energía.

- Nunca utilizar aparatos o dispositivos con cables pelados, clavijas rotas, bases de enchufe deterioradas o descolgadas de sus alvéolos.

- La combinación de agua y electricidad hace que tanto la cocina como el cuarto de baño sean una de las zonas de la casa más peligrosas. Especial atención con estos entornos.

- Mantener fuera del alcance de niños aparatos electrónicos o cables; y no manipularlos delante de ellos. Especialmente juguetes eléctricos que se enchufan a la red sin vigilancia, nunca dejarlos a su alcance.

- Con el tiempo el cable se puede dañar y podría provocar un incendio.

Si bien se trata de consejos simples, son sumamente efectivos para cumplir una de las premisas de cualquier situación de riesgo: la prevención.

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