En el mercado existe una gran cantidad de lámparas que no solo varían de forma, sino también de color y hasta del tipo de tecnología. Independientemente de ello, cada tipo de luz propiciado por estos dispositivos puede catalogarse a grandes rasgos en dos tipos: luz amarilla y luz blanca.

Es normal que una persona indague entre estos dos tipos si desea renovar o diseñar algún ambiente del hogar. Por eso, aquí van las diferencias, para saber cuál elegir de acuerdo a las necesidades que se tengan.

La luz amarilla se caracteriza por tener un mayor grado de efectividad al ser utilizada en espacios exteriores.

Si bien el precio puede variar, por lo general son más baratas, debido a que compiten directamente con las LED y pierden cuota de mercado rápidamente. No obstante, suelen ser la opción más elegida al momento de generar sensaciones de calidez, siendo esta una de sus principales ventajas.

En este sentido, también se alzan como la opción ideal para iluminar espacios decorativos, debido a que su tono natural hace destacar los colores y brinda una especie de dramatismo al entorno.

Es perfecto para ambientar espacios de reuniones y de ocio, sobre todo la lectura.

En tanto, la luz blanca ofrece una mayor claridad, por lo que generalmente es utilizada en espacios peatonales y, en el caso del hogar, en ubicaciones donde la gente permanezca por mucho tiempo, ya que genera un alto contraste y es el enemigo número 1 de la oscuridad.

Además, este tipo de luz - representado por la tecnología LED - ofrece una excelente relación costo-beneficio, dado a que consume una mínima cantidad de electricidad, su potencia es increíble y su vida útil superiormente larga en comparación con las bombillas halógenas.

Además, la pérdida de calor es nula y la intensidad de la luz no se ve afectada por el tiempo de uso; la superficie no se calienta y prescinde del mercurio como elemento químico principal para su funcionamiento.

Por todo lo anterior, la luz blanca es ideal para iluminar espacios que requieran una paleta de colores fríos, donde se necesite iluminar o brindar sensación de limpieza.

Mientras tanto, la luz amarilla es perfecta para transmitir una sensación hogareña, apta para decorar sitios de descanso o espacios de ocio y recreación.

Compartí esta nota: